La experiencia de Fabiana en Armonía Dentofacial
Casos clínicos – 4 febrero, 2014
Me llamo Fabiana Lozano, y a continuación voy a tratar de contarles de que manera llegué a conocer el consultorio de Armonía Dentofacial.
Todo comenzó con una serie de inconvenientes que experimentaba cada vez que concurría al dentista, el principal era trismus, molestia que me acompañaba varios días hasta que en un momento determinado se prolongó por un tiempo mayor al que me afectaba normalmente, y al no obtener respuestas de los odontólogos que me atendían en ese momento decidí consultar con un médico conocido de mi esposo, que trabajaba en salud, el cual detectó que tenía el maxilar dislocado y me recomendó que consultara a un cirujano máxilofacial, y me sugirió la dirección de este consultorio al que concurrí inmediatamente.
Una vez allí obtuve un turno y de esa manera fue que conocí al Dr. Marcelo Cesar Ortega, quien una vez adentrado en el tema, me comunicó que lo mío era un problema que padecía desde hace mucho, y que si bien no me causaba inconvenientes en épocas anteriores, ya empezaba a causarlos y posiblemente seguiría causándolos con el paso del tiempo y que podían, incluso, ser mucho más graves o dolorosos, esto entre otra serie de explicaciones técnicas referentes a un problema, que requería inevitablemente una resolución quirúrgica. Luego de esto me preguntó si estaba dispuesta a someterme a una cirugía ortognática. Escuche sus exposiciones y después de consultarlo con mi esposo, quien siempre me acompaña y consulto todo lo referente a mi salud, estuvimos ambos de acuerdo y decidí operarme.
Lo que más recuerdo que me dijo el Dr. Ortega es que ,si bien tenía que hacer una importante inversión económica, lo más importante que tenía que invertir era mi tiempo. Así fue que, a través de las facilidades que me otorgaron con los gastos en la clínica, más la cobertura de la obra social, emprendimos esta travesía del largo proceso pre quirúrgico. Luego de esto comenzaron los trabajos, primero de adecuación de mis piezas dentarias, después la parte de ortodoncia, en el cual conocí al Dr. Soto Paiva y al Dr. Velocci. Esta parte fue la más extensa y la más difícil de sobrellevar pero gracias a la excelente atención y la permanente ocupación y preocupación, de médicos y asistentes, se me hizo todo más aliviado.
Lo que siguió fue un largo período de consultas, controles, arreglos y correcciones, que se terminaron convirtiendo en parte de mi vida cotidiana. De esta manera, pasó el tiempo dentro de un ambiente amistoso muy agradable, en el que se sucedieron momentos de molestias y algunos dolores, como muchos otros momentos muy divertidos, y sobre todo, conociendo personas muy agradables.
Hasta que llegó el momento tan esperado, el tiempo inminente de la cirugía, en el cual entró a participar Virginia, la psicóloga, consulta que al principio yo no consideraba muy necesaria, pero terminó siendo importantísima y me sirvió muchísimo para sentirme segura y llegar de la mejor forma a la cirugía.
Una vez llegado el momento de operarme, como ya lo dije me sentía muy segura y además sentía una confianza extrema debido a la profesionalidad con que se me había tratado todo el tiempo, y porque sabía sobre todas las cosas, que se tomaron todos los recaudos en forma muy minuciosa y estaba convencida de que no se dejaba nada librado al azar y que se trabajaba sobre bases sólidas.
Todo culminó con una cirugía exitosa, con un post operatorio de internación breve, con muy buenos cuidados en mi domicilio, y una evolución rápida y agradable, con un retorno rápido a mis actividades normales y a mi trabajo, lo que hace que el día de hoy, a casi un año de la cirugía, pueda disfrutar de cambios muy importantes en mi fisonomía y en mi vida, sin inconvenientes para comer ni para hablar. Aunque el principal objetivo por el cual decidí operarme era funcional, los cambios estéticos fueron importantes también.
Estoy muy agradecida con todos los que participaron en este proceso, desde Silvina, el Dr. Ortega, los Dres. Soto Paiva y Velocci y la Lic. Virginia, por el trato, la preocupación y el apoyo permanente. Agradezco también a mi familia por el apoyo importantísimo recibido.
Espero les sirva mi historia, me despido y estoy eternamente agradecida